<p><strong>Jude Bellingham</strong> tiene <strong>22 años</strong>, pero parece haber vivido ya varias carreras. Creció en <strong>Birmingham </strong>y <strong>Dortmund </strong>como un interior de largo recorrido, más mediocentro que mediapunta, pero su fichaje por el <strong>Real Madrid</strong> y el plan de <strong>Carlo Ancelotti</strong> le elevó a la tercera posición del <strong>Balón de Oro</strong> como una especie de falso nueve, liberado en toda la zona de ataque y con llegada al área. Casi más delantero que enganche. Ahora, con <strong>Kylian Mbappé</strong> gobernando la delantera (y el equipo) y con <strong>Güler </strong>y <strong>Tchouaméni </strong>compartiendo la base, <strong>Xabi Alonso</strong> busca construir a un ‘nuevo’ Bellingham, el tercero en la corta carrera del inglés, a medio camino entre el futbolista que fue en Dortmund y el goleador que descubrió Carletto.</p>
El inglés trabaja para recuperar su mejor nivel y el técnico traza el plan para que se complemente con Güler y Mastantuono.
Jude Bellingham tiene 22 años, pero parece haber vivido ya varias carreras. Creció en Birmingham y Dortmund como un interior de largo recorrido, más mediocentro que mediapunta, pero su fichaje por el Real Madrid y el plan de Carlo Ancelotti le elevó a la tercera posición del Balón de Oro como una especie de falso nueve, liberado en toda la zona de ataque y con llegada al área. Casi más delantero que enganche. Ahora, con Kylian Mbappé gobernando la delantera (y el equipo) y con Güler y Tchouaméni compartiendo la base, Xabi Alonso busca construir a un ‘nuevo’ Bellingham, el tercero en la corta carrera del inglés, a medio camino entre el futbolista que fue en Dortmund y el goleador que descubrió Carletto.
«Tiene el potencial de poder hacer casi de todo«, dijo sobre él Alonso en sus primeros días en el Madrid. «Tiene inquietud y ganas de crecer y de mejorar», añadió. Y es que la decepción de la pasada temporada ha hecho mella en el vestuario del conjunto blanco, especialmente en un Bellingham que no terminó de encontrar su sitio y sufrió dolores en su hombro durante todo el curso, jugando todos esos meses con una molesta protección en su tren superior. Fue interior izquierdo, mediapunta, interior derecho… Pero su fútbol, y el del equipo, no fluyó como en su primer año.
Ahí, todavía sin Mbappé y rodeado por Vinicius, Rodrygo, Kroos, Valverde y Tchouaméni, Bellingham anotó 23 goles, dio 13 asistencias y se convirtió en uno de los mejores jugadores del mundo, confirmando la apuesta del Madrid en él: 125 millones de euros en el verano de 2023. Ganó la Liga, donde fue elegido mejor jugador, y la Champions. Fue imparable.
El primer Bellingham visto en Madrid fue la evolución del jugador que maravilló en Dortmund. En el Signal Iduna Park descubrieron a un futbolista adolescente liviano, ágil en los giros, con pausa en el juego pero con algo de verticalidad. Más mediocentro que mediapunta, más constructor que ejecutor. El paso de los años en Alemania le hizo ganar potencia física y su juego se fue acercando al área, acumulando goles en su casillero. Cambió los seis tantos de la 21-22 por los 14 de la 22-23, su año previo al fichaje por el Madrid. Una evolución goleadora que hablaba también sobre la evolución de su juego y sus virtudes.
La capacidad física del inglés le hace ser «capaz de casi todo«, como señala Alonso, que desde su llegada a Valdebebas tiene a Bellingham, Camavinga y Güler en lo alto de su lista de futbolistas con los que le gustaría trabajar y transformar. Por eso en el club se ha celebrado que el británico se quedara en Valdebebas durante este parón de selecciones. Tuchel, que aseguró haberle visto «sin ritmo», le dejó fuera de la lista de convocados de Inglaterra y el ‘5’ del Madrid se quedó en la capital.
En la ciudad deportiva, Bellingham ha tenido las dos semanas de pretemporada que no pudo disfrutar en verano, de gimnasio y césped. Se operó del hombro un par de días después de regresar del Mundial de clubes y desde entonces sólo ha tenido rehabilitación, algo que se ha notado en su juego.
Fue convocado por primera vez este curso ante el Olympique de Marsella, debutó disputando un minuto ante el Espanyol y jugó 19 contra el Levante antes del derbi madrileño. En el Metropolitano, y por sorpresa, fue titular, manteniéndose una hora sobre el césped y siendo uno de los señalados por la derrota ante el Atlético. En teoría, la idea era que jugara de mediapunta por detrás de Mbappé y desplazando a Güler a la banda derecha, un plan que salió mal porque el inglés apenas conectó con sus compañeros y físicamente se mostró lejos de su mejor nivel. Fue más un segundo delantero que un tercer centrocampista, y el equipo lo notó.
«No merece la pena responder sobre eso ya», aseguró Alonso, cuestionado por si, si pudiera, volvería a poner de titular al británico. La realidad de Bellingham es que después del derbi fue suplente en Almaty y ante el Villarreal, demostrando Alonso con gestos y no con palabras que el inglés todavía no estaba para grandes esfuerzos.
«A la vuelta, con dos semanas más de entrenamiento, va a estar mejor y va a ser importante para la fase de octubre. Ahora tenemos ese tiempo porque se perdió gran parte de la pretemporada», explicó el técnico. Ese tiempo es clave para encajar a Bellingham en un esquema que agradece la presencia de Güler entre líneas y de Mastantuono en la derecha.
Alonso quiere al turco más pegado a Tchouaméni porque es el que mejor pie y pausa tiene, y a Bellingham entre líneas, aprovechando la llegada al área que demostró con Ancelotti pero siendo también ancla con el centro del campo. Trabajando en las transiciones defensivas y mostrándose en salida de balón. No le quiere sólo como llegador, sino como todocampista. Un ’10’ entre lo que fue en 2023 y lo que era en 2022. Todo en una alineación que podría desplazar, y condenar, a Fede Valverde al lateral derecho. Así son los puzles.
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