<p>Hace varios años, cuando vivía en La Palma, alguien me habló de una chica que cantaba en el coro de la Escuela Insular de Música. <strong>Era un ángel</strong>. Alguien que había sido tocada con un talento divino. Es así como se construyen los mitos, supongo, por una leyenda que pasa de boca en boca.</p>
Valeria Castro es esa amiga que te dice «para» y «cuidate» justo cuando lo necesitas. Ojalá que encuentre en sus canciones la mano que nos tendió al resto.
Hace varios años, cuando vivía en La Palma, alguien me habló de una chica que cantaba en el coro de la Escuela Insular de Música. Era un ángel. Alguien que había sido tocada con un talento divino. Es así como se construyen los mitos, supongo, por una leyenda que pasa de boca en boca.
Vino la pandemia y luego el volcán. Y esa chica se convirtió en una mujer y autopublicó un disco brillante, Con cariño y con cuidado, que deslumbró al panorama de la música hispana actual. Fue nominada a los Latin Grammy con su tema La raíz y también a los Goya. En estos años, Valeria Castro se ha situado como una de las voces imprescindibles de la música contemporánea española.
No conozco a Valeria, aunque durante un tiempo respiramos el mismo aire, pero sus canciones me han acompañado como una mano amiga. Esa amiga que te dice «para» y «cuídate» justo cuando lo necesitas.
El lunes pasado, tras una actuación en Operación Triunfo y una mala noche donde su garganta le falló, Valeria Castro se convirtió en trending topic. Los comentarios no fueron una opinión objetiva ni una crítica constructiva sobre su actuación, sino un vómito de cucaracha de esa cloaca que es X hoy. Ese recolector de bullers que se hacen fuertes en la burla ajena, pero que no tienen ni siquiera talento para hacer un chiste. Después de su actuación, Valeria anunció que cancelaba su gira y se retiraba temporalmente de la música para cuidarse y poder regresar con más fuerza. También dijo que llevaba unos meses muy difíciles que se le habían quedado agarrados a la garganta.
La industria de la música debe de ser una de las industrias más perversas que existen, porque exige la excelencia en vivo, algo que nadie puede sostener ni debería tener que soportar nunca. Es también una industria que machaca a los y las artistas sensibles. Recordemos el caso de Amy Winehouse, que se murió por una sobredosis accidental justo un mes después de un concierto donde el público terminó abucheándola. Lo mismo le pasó a Jimi Hendrix, Kurt Cobain y a Janis Joplin.
A mí me parece un milagro que exista Valeria Castro. A mí me parece un milagro componer música. Y a mí me parece un milagro salir viva de ella.
Es curioso que los bullers se ceben siempre con las artistas y los artistas que arrojan luz. Será por lo difícil que es soportar que algo brille tanto. Ojalá que Valeria encuentre en sus canciones la mano que nos tendió al resto. Y ojalá que cuando alguien vea a otro alguien caerse en un escenario, no abuchee, solo abra los brazos y sostenga.
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