<p>Nadie puede negar que el <strong>Betis </strong>tiene arte de sobra para hacer historia. En Florencia afloró en un saque larguísimo de su portero que cazó <strong>Aitor Ruibal</strong>, disfrazado de delantero, para lanzar a <strong>Antony </strong>en la derecha mientras <strong>Abde </strong>asomaba por la izquierda para esperar el centro del brasileño que llevaba a los verdiblancos a la gloria. La final de Breslavia será la primera de la historia de un club y allí estará los béticos, como dice su himno, apiñados como balas de cañón. [<a href=»https://www.elmundo.es/deportes/futbol/conference-league/fiorentina-betis/2025/05/08/01_01105_20250508_125_185-directo.html»>Narración y estadísticas: 2-2</a>]</p>
Vio como la Fiorentina remontaba el gol de Antony e igualaba una eliminatoria que resolvió Abde en la prórroga para llevar al equipo el 28 de mayo a Breslavia (Polonia).
Nadie puede negar que el Betis tiene arte de sobra para hacer historia. En Florencia afloró en un saque larguísimo de su portero que cazó Ruibal, disfrazado de delantero, para lanzar a Antony, mientras Abde asomaba por la izquierda a la espera del centro que condujo a los verdiblancos a la gloria. La final de Breslavia será la primera de la historia de un club y allí estarán los béticos, como dice su himno, apiñados como balas de cañón. [Narración y estadísticas (2-2)]
Querían empezar a escribir su leyenda europea y para ello tuvieron que recuperar la ventaja labrada en el Villamarín, que se le escurrió entre los dedos. Y eso que tuvo ocasiones para convertirla en un abismo. Buscó Pellegrini desconcertar a los italianos, que dudaran entre perseguir a Antony, maniatar a Isco o controlar a Lo Celso, sin olvidarse del carril izquierdo en el que mandaba Fornals.
Un centro del castellonense, que tocó De Gea antes de que embocara Isco en el segundo palo, fue el primer aviso. Enmendó la Fiorentina los primeros desajustes y empezó a aparecer Moise Kean. Tocado por una varita, suma 26 goles para convertirse en un ogro que intimida defensas liderando contras con su potente zancada. En la primera, Isco corrió medio campo para incomodarle lo justo y que la pelota se perdiera por encima del larguero. No hizo más daño, aunque empezaba a costarle a los verdiblancos sujetar a un rival que quería jugar su tercera final de Conference League y al que bajo los palos primero Sabaly y luego Bartra birlaron el primer gol.
Lejos de temblar, el Betis siguió a lo suyo, con Cardoso robando y lanzando a la carrera de Antony para que enroscara un disparo que buscaba la base del poste y salvó la mano De Gea. En el primera ganó el meta madrileño; en la segunda, el iluminado brasileño. No midió la Fiorentina el daño de frenar en falta a Lo Celso casi en el borde del área. Isco amagó con el golpeo, descolocó un pasito al portero y Antony soltó un zurdazo que caminó hacia la escuadra besando el poste y el fondo de la portería. El Betis estaba un pasito más cerca del sueño.
Fue entonces cuando mostró su talón de Aquiles. Cinco saques de esquina cedió y dos acabaron en gol con una facilidad pasmosa gracias al indetectable Gosens. El alemán cabeceó el primero en el 34 para igualar el partido y lo remontó en el 42 con otro testarazo, dos jugadas que el Betis no supo leer, a las que siguieron otro remate de Kean que se perdió por encima del travesaño. Recibía el Betis un duro castigo cuando Cardoso acababa de estrellar en el larguero una gran ocasión, cortesía de Isco.
Volvió la Fiorentina al campo tras el descanso para que su estrella de la noche, Gosens, diera otro susto voleando un centro de Moise Kean. El Betis necesitaba intimidar y Pellegrini mandó llamar a Abde. Quedaba media hora para buscar la primera final de la historia. Se lo recordó el marroquí a los viola con una carrera, dos recortes en el área para sentar a Pongracic y la aparición de Comuzzo para desviar su chut.
Al tiempo que aparecía el miedo no cesaron las escaramuzas, las de Isco o un Antony con Ranieri de guardaespaldas a quien le robó un balón en el 88 que tuvo que sacar De Gea con una doble parada. Fue en la prórroga cuando el Ingeniero inventó colocando a Ruibal como delantero. Incluso no se asustó cuando la lesión de Bellerín llevó al debut del joven Pablo García, que hasta galoparía para regalarle a Isco un remate franco que el malagueño no enganchó de puro cansancio. El duelo ya estaba decantado y aún pudo cerrarlo Abde con un remate escupido por el poste. Las lágrimas de Antony y el estallido en la Feria de Sevilla demostraban que el Betis acababa de abrir otra página en sus 118 años de historia.
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